Resumen
Los jefes más destacados del partido de Trasibulo olvidan pronto su promesa sancionada en la ley de Arquino de no tomar revancha por actos acaecidos durante la dictadura de los treinta tiranos. Platón se va a enfrentar de esta forma en la Apología a uno de los enigmas más importantes y poco atendidos teóricamente del ámbito de la comunicación: el rumor. La condena y ajusticiamiento de Sócrates descansa precisamente en un rumor extendido por Atenas. Debe establecer, por tanto, una estrategia que le permita recuperar la memoria de Sócrates, pero no se puede limitar a reivindicar esa memoria, sino que debe atacar una imagen que a todas luces la propia condena a muerte vendría a confirmar. Al mismo tiempo busca instalar una nueva que rehabilite la figura de su maestro y la dote de inmortalidad. Así pues, debe destruir la figura de Sócrates como sofista y como inspirador de la dictadura algunos de cuyos líderes fueron discípulos suyos. Además de las suspicacias que levantaba la cercanía de Sócrates con esas clases pudientes, únicas con tiempo para debatir, y acérrimas enemigas de la democracia radical ateniense. El resultado de la operación platónica salta a la vista toda vez que cualquier intento de separar la figura de Sócrates del personaje Sócrates resulta una empresa baldía.
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.