Resumen
En este trabajo se arriesga una presentación muy general, atenta o sensible a la interna diversidad del pensamiento de Derrida. Característico de su escritura y de su amplísimo magisterio más o menos regular es una congruente pero complejísima diversidad temática. A lo que hay que añadir su peculiarísimo «tono». Nada se entenderá del idioma filosófico de Derrida si no se sabe acusar en su escritura, aquí y allá, todo un juego de ironías, parodias, elipsis, un juego que no le quita, claro está, la mayor seriedad filosófica a su pensamiento. Por lo demás, no está mal recordar que el nacimiento de la filosofía está vinculado a ese bello tropo fecundo de la apariencia de esterilidad teórica que es la ironía socrática.
La circunstancia de la reciente desaparición del filósofo francés, de origen judío argelino, como a él le gustaba subrayar, es además un motivo suplementario para intentar aquí dar lugar a ese debate sobre el valor y el significado de la aportación de la obra de Jacques Derrida al espacio filosófico contemporáneo que ha estado condicionado por toda una serie de equívocos interpretativos, y en fin, por una especie de alergia al tipo de escritura filosófica que ha ejercido Derrida durante casi medio siglo.
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